viernes, 25 de marzo de 2011

Desesperanza y otros males

En una pequeña isla llamada Japón, situada sobre una zona de alto riesgo sísmico, donde se empujan y pelean las placas norteamericana y euroasiática, existen nada más y nada menos que 50 centrales nucleares. Una locura, ¿verdad? Esta es la zona conocida como Cinturón del fuego, es, hablando de geología, una de las más complejas e inestables del planeta. Y en ese pequeño trocito de tierra plagado de uranio y plutonio se hacinan más de 126 millones de personas. Pero la energía nuclear es segura. A la vista de todos ha quedado.

Hace una década hubo una cadena de accidentes radiactivos en Japón, víctimas y repercusiones en el entorno, los alimentos, las zonas de cultivo, etc. 6 altos directivos de la propietaria de la nuclear fueron a parar a la cárcel y tras cumplir la condena se suicidaron.

Parece ser que no basta.

Ahora un pelele vestido de payasete amarillo está masacrando un país de gente valiente que defiende sus derechos aunque les cueste la vida, por una vida mejor, para otros. Para que al menos los hijos de sus hijos puedan saber lo que es vivir en libertad, decidir, respirar. Y al payasete se suman los regímenes de Siria, Yemen, y muchos que me dejaré por el camino porque estoy realmente cansada de la prensa más gris que logro recordar.

Tampoco basta.

De un modo local y personal, un humano puede ser asombroso. En un pequeño grupo, pueden ser auténticos creadores de maravillas, progreso, arte, pensamiento. ¿Por qué, sin embargo, esta gran masa de humanidad se deforma y pierde precisamente eso, su humanidad?

Pueblos enteros luchando contra los embargos de sus familias. Miles de familias españolas luchando amargamente para no perder sus hogares, mientras los privilegiados de la Selección Española se pasean en sus Ferraris con relojes, regalo de la Federación, valorados en unos 25.000 euros cada uno. Eso sí, intentan evadir impuestos, porque los pobrecitos no llegan a fin de mes. La tristeza de que una oligárquica sociedad capitalista y esclava a su vez, machaque su sustento día tras día, año tras año, pero aquí nadie se levante, nadie se eche a la calle, nadie se largue del país. Al menos nos queda la seguridad de que aquí no nos dispararán… creo.

La cuestión es, si miramos atrás, si consultamos las páginas de la historia del hombre, ¿no es más de lo mismo, aunque vestido con otros procedimientos y medios? El régimen nazi, la historia del esclavo negro, la conquista de América, las guerras mundiales, y un largo etcétera de vergonzosos acontecimientos. Y mi pregunta, la que resume mi desasosiego y mi cansancio, mi desgana y mi vergüenza, mi rechazo a mi propia especie… ¿fue humano el humano alguna vez?

lunes, 24 de enero de 2011

If it be your will

Anoche mirábamos una peli de vez en cuando. Pegados al sofá como moluscos, y más pegados si cabe el uno al otro. El abrazo de oso que me diste me recolocó las vértebras, una a una. Yo lancé un gritito ahogado, como el de un hámster atascado en su rueda. Y me miraste con esos ojos que solo tú sabes poner. Los que me roban la voluntad. Los que me suplican amor.

Quise decirte en esos momentos que, probablemente, no habría nadie más feliz en el mundo. Pero me dio vergüenza y no dije nada. Y aún así, esa noche nos pasamos una vida mirándonos fijamente a los ojos, contemplando los cambios de color, los matices, los destellos que arranca la felicidad más pura, esa pequeña que habita en los segundos más cálidos e íntimos, segundos impenetrables, inalterables, solo tuyos y míos, compartidos y disfrutados hasta el deleite.

Lo pintoresco de mi mano perdida en la inmensidad de tu palma, serpenteando entre tus dedos infinitos. Y de repente, un beso. Un beso húmedo y blandito, tan perfecto que parecía que nuestras bocas se diseñaron para besarse mutuamente. Al abrir los ojos vi los tuyos, cerca muy cerca. No supe adivinar su color, pero eran mucho más verdes que de costumbre.

Recorrí una y mil veces cada ángulo de tu cara y me detuve en cada milímetro, para adorarlo y estudiarlo. A veces, a tu lado, se desmorona todo lo que rige el universo. La física, la biología, la lógica… todo se dobla y se rompe, dejando una estela de inexplicables contradicciones donde habita la sonrisa que compartimos. El tiempo se estira como el chicle eterno de un niño vago, y en él, saltamos y reímos hasta caer exhaustos.

Ríe, ríe conmigo.

BSO

jueves, 18 de noviembre de 2010

Encogimientos del alma y otros efectos

Me provocas. Una mirada basta para encender la maquinaria en mi pecho. Los engranajes rugen como leones hambrientos, desencadenando la tormenta de sentimientos desbocados que se bañan en esta sangre que tiñe el entramado viviente. Sigo, por inercia, por constituir un desdoble de mi ser que funcione en automático, por no pensar más ni volver a hacernos daño. Continúo por este camino lleno de sorpresas ocultas, en un mundo en el que las sorpresas hace mucho que dejaron de regalar sonrisas.

Y después me apago. Mis impulsos se desmayan de repente y quedo anegada en una oscuridad densa y pegajosa, justo de esa clase que cuesta tanto quitar, una especie de mermelada perpetua que se adhiere a las paredes del espíritu y lo asfixia sutilmente hasta que la oscuridad deja de molestar.

Ahora me giro hacia ti y puedo verte. Mañana ya no podré. Deja que mi alma llore conmigo por cada segundo que la vida nos ha robado. Deja que me deshaga en el agua de las horas condenadas. Deja que invente cómo puede existir la luz allá donde tú no estés.

¿Y qué si me excedo? Tal vez sea mejor un exceso que una meta que se aleja a una velocidad vertiginosa e inhumana. Tal vez sea mejor mancharse las manos ahora, cuando duele, mientras importe. Todo cuanto signifique vida, todo cuanto estremezca los sentidos, todo cuanto al herir, condene.

Todo.

Todo forma parte del milagro de los días felices.

viernes, 12 de noviembre de 2010

España, mi querida España.

España, el mendigo de la Comunidad Europea, de cabeza a una segunda Argentina. Con unos políticos que cobran sueldos de millonetis europeos mientras un "mileurista" ya se da con un canto en los dientes y le pone una estampita a San Judas para que le renueven el contrato en enero. Con una oposición vergonzosa y un gobierno derrotado.

Sin políticos carismáticos que, al menos, den un poco de esperanza a esta población cansada, desmotivada y lo peor, resignada. Con un funcionariado patético e ineficiente. ¿Por qué seguir? La única solución es pirarse, dejar a España seca de personal cualificado, hacer que pierda el dinero invertido en nuestra educación de la que tanto se presume. Educar científicos para que produzcan en otros países. Formar gente muy válida para que levanten empresas en el extranjero y contribuyan con una economía y una política social merecidamente favorables. Somos las víctimas de una mala organización social y de nuestra propia ignorancia.

Miremos el mapa, no debe uno conformarse tan pronto.

Lo que sí está claro, es que uno no debe leer foros de economía y pretender animarse un viernes. ¡¡Ay!! craso error el mío. Hoy detesto este país, detesto esta resignación y estas cabezas bajadas. Tal vez mañana ni me acuerde y siga con esta pantomima. La vida pasa rápido y a menudo olvidamos la importancia de respetarse a uno mismo.

sábado, 25 de septiembre de 2010

He pensado mucho en tu cara

He pensado mucho en tu cara. La última vez que la vi era preciosa, como siempre. Las cejas negras y espesas, alejándose la una de la otra y dejándose caer, como cansadas. La mirada, curiosa y juguetona, a ratos agotada, y siempre transparente. La nariz puntiaguda como un paraguas, esperando el roce de mis besos. Y la boca, tu boca.

Una vez te envié el famoso poema de Cortázar. No fue casualidad. Tu boca me consume. La tuya, su recuerdo, la imagen que tengo de ella, y los sueños que conforma. Tu boca es mi obsesión, y morir en ella mi delirio. No me importa ahogarme dentro de tus labios, dejar de respirar para siempre. No me importa que mi alma se apague y duerma sobre tu lengua.

He pensado mucho en tu cara y en tu boca. Cómo me encoge el alma verte sonreír. Cuando sonríes todos tus dientes se asoman curiosos al mundo. Forman una fila divertida y blanca, y entonces no puedo dejar de mirar, ni casi pestañear. Las comisuras suben y se retuercen, y cada una de ellas forma una esquinita que desata mi locura. Tengo que besarlas en seguida o el alma me arde. En este momento, y en todos, puedo reconstruir mentalmente la curvatura de tu sonrisa, la posición de cada diente, el tono rosado de tus labios.

He pensado mucho en tu cara, en tu boca y en la mía. Mi boca está triste lejos de la tuya. La sonrisa le pesa, como si unos cables imaginarios tirasen de sus comisuras hacia abajo e hicieran insoportable la tarea de sonreír. A veces tampoco se esfuerza por pronunciar palabras, ¿para qué?, si tú no estás para escucharlas.

He pensado mucho en tu cara, en tu boca, en la mía y en mil sueños.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Una ausencia

Una ausencia puede doler a nivel físico. Se agarra en el pecho, por dentro, muy adentro, tanto que dudas si eso sigue siendo tu cuerpo, o forma parte del alma, del espíritu, de nuestra eternidad. Es como un pellizco; no te mata, pero te arruina el día a día, con ese tesón imperecedero de los sentimientos más longevos.

Y sin embargo, también acompaña. A mí me recuerda que existes, que te tengo aunque no te tenga, y que, pronto, muy pronto, me bañaré en tu mirada incierta y renovada.

Cada vez que nos reencontramos, hay que empezar un poco desde cero. Mirarnos al principio con esa expresión inquieta, la de quien busca a un ser querido en una calle atestada de gente, rastreando caras, auras, atmósfera. Esperar pacientemente a que todo cuadre, a que nuestras almas conecten de nuevo, como siempre, después de ese maravilloso ¡clac!

Y es que en ese momento, y en todos los siguientes que compartimos, ya no importa nada más. No existe nada más, ni el mundo gira, ni las desgracias ocurren, ni los trenes se marchan arrancándote de entre mis brazos. A partir de ese preciso y preciado momento, comenzamos a entender.

Comprender la existencia a través de la del otro.

Comprender que una espera dolorosa puede ser infinitamente recompensada.

Comprender que lo trágico es necesario, que las lágrimas también alimentan y que ese dolor te hace fuerte, consciente, más humano.

jueves, 8 de julio de 2010

A Single Man

No os quiero contar mucho sobre esta película. Como siempre… intento no desvelar ningún detalle clave, porque ya imaginaréis lo maniática que soy para el cine.



La película, dirigida por Tom Ford (sí, sí, el diseñador de Gucci) es indiscutiblemente elegante, maravillosamente nostálgica, y tiene el arrollador sentido estético de quien sabe encontrar belleza en cada rincón.

Una auténtica joya que me ha sorprendido gratamente, rodada con una delicadeza que duele y bañada por una BSO soberbia. Los planos son maravillosos, la interpretación de Firth intachable, la ternura de la historia y de los personajes, que sientes tuyos cuando la película acaba, son uno de los muchos puntos fuertes.

La historia te cuenta cómo es la vida de George, un profesor universitario que más que vivir, sobrevive, tras perder al amor de su vida en un trágico accidente.

Desde luego, Tom Ford se ha lucido. Espero que ésta sea la primera de muchas joyitas cinematográficas. Y es que películas como esta, capaces de emocionarte, de dejarte enganchado pensando en ella hasta semanas después de haberlas visto, de hacer que te replantees muchas cosas… son las que nos recuerdan que el humano es capaz de conmover, de hacer auténtico arte, de mover el mundo.

:)

En la página Web, podéis escuchar la BSO.