viernes, 3 de septiembre de 2010

Una ausencia

Una ausencia puede doler a nivel físico. Se agarra en el pecho, por dentro, muy adentro, tanto que dudas si eso sigue siendo tu cuerpo, o forma parte del alma, del espíritu, de nuestra eternidad. Es como un pellizco; no te mata, pero te arruina el día a día, con ese tesón imperecedero de los sentimientos más longevos.

Y sin embargo, también acompaña. A mí me recuerda que existes, que te tengo aunque no te tenga, y que, pronto, muy pronto, me bañaré en tu mirada incierta y renovada.

Cada vez que nos reencontramos, hay que empezar un poco desde cero. Mirarnos al principio con esa expresión inquieta, la de quien busca a un ser querido en una calle atestada de gente, rastreando caras, auras, atmósfera. Esperar pacientemente a que todo cuadre, a que nuestras almas conecten de nuevo, como siempre, después de ese maravilloso ¡clac!

Y es que en ese momento, y en todos los siguientes que compartimos, ya no importa nada más. No existe nada más, ni el mundo gira, ni las desgracias ocurren, ni los trenes se marchan arrancándote de entre mis brazos. A partir de ese preciso y preciado momento, comenzamos a entender.

Comprender la existencia a través de la del otro.

Comprender que una espera dolorosa puede ser infinitamente recompensada.

Comprender que lo trágico es necesario, que las lágrimas también alimentan y que ese dolor te hace fuerte, consciente, más humano.

18 comentarios:

  1. La ausencia siempre es dolorosa, y por muy breve que sea uno no logra acostumbrarse a ella. Por ello, para mitigar ese dolor me aferro a los momentos vividos antes de que llegue. Momentos en los que quieres detener el tiempo, para seguir soñando y recreándote en un mar azul y brillante. Con unas aguas cristalinas en las que a menudo veo mi reflejo. Con un gesto aniñado y travieso que hace que te olvides de todo. Incluso de que tarde o temprano has de partir, como bien dices como los trenes; en ocasiones demoras tu partida para que la ausencia no sea larga, y dura. Creyendo que el tiempo se detendrá haciendo ese momento eterno. Pero cuando sabes que no sucederá entonces te reconforta el saber que llenarás ese vacío tan pronto como las circunstacias te lo permitan. Y es durante esa ausencia cuando te das cuenta de la realidad,y uno se vuelve fuerte, y se aferra a los recuerdos para mitigar el dolor. Y sonríe burlón al saber que no lloverá eternamente.

    ResponderEliminar
  2. L'amour supporte mieux l'absence ou la mort, que la doute ou la trahison.

    ResponderEliminar
  3. Mais par une fois dans ma vie, je veux pas me conformer... Il faut se battre...

    ResponderEliminar
  4. Tu ausencia la otra noche me provocó un sentimiento extraño. Te esperé impaciente. Tratando de convencerme de que al final aparecerías para provocarme la sonrisa como tú solo sabes. Que al final esa larga espera tendría su recompensa. Pero a medida que la noche avanzaba, mis esperanzas de volverte a ver se disipaban. Me sumergí en la vorágine de fiesta y bullicio que me rodeaba en un intento por olvidarte, pero cuanto más lo intentaba más detalles traían tu imagen a mi mente. Sonreí burlón, cínico, al recordar momentos compartidos, otra noche, otro lugar, pero contigo. Y entonces me di cuenta de lo mucho que te echaba de menos. De lo que tu ausencia estaba provocando en mi esa noche. Y al mismo tiempo el deseo de volverte a ver.

    ResponderEliminar
  5. ¡¡Que terrible debe ser acostarte pensando ser el príncipe encantador y despertarte siendo no más que el bufón de la corte!!

    ResponderEliminar
  6. Si eres capaz de sacar una sola sonrisa a esa persona a la que has echado en falta, no temas que te llamen bufón, pues siempre es más dificil hacer reír que llorar.

    ResponderEliminar
  7. Frustrante, frustrante, Enriquetto!!
    Tres ausentes anónimos y sin saber por cual de los tres deliras, o ¿es que Pandora delira por los tres y ellos no lo saben?

    ResponderEliminar
  8. Ja, ja, ja, tres ausentes anónimos, buena definición; lo cierto es que en algún momento incluso se les puede llegar a "echar de menos". Por cierto debería llamarte Anónimo 1, 2 ó 3?. O podrías sugerirme algún nombre. En cuanto a Pandora, ésta no delira por ninguno en particular, aunque ha de admitir que tú has despertado su curiosidad. :)

    ResponderEliminar
  9. Caballeros, ha llegado la hora de quitarse máscaras, capas y sombreros de ala ancha. Envainad vuestras espadas y dejaos ver!

    ResponderEliminar
  10. ja, ja, ja, nunca una dama tan hermosa como sin duda lo sois empleó tan acertadas palabras. Más permitidme que siga ocultando mi verdadera identidad tras este apodo; ya que rebelarla podría hacerme perder el don de la palabra, y restaría encanto al misterio de mi identidad.

    ResponderEliminar
  11. Debe ser bella la dama que a tres ausentes anónimos y a un Enriquetto tiene ensortijados con sus palabras.
    Lo mismo que mi ruiseño contertulio, si revelase mi identidad provocaría en vos el más irresistible deseo de posesión y como bien dice él, eso, restaría encanto al misterio de mi identidad.
    Por cierto, mi espada aunque envainada, siempre está lista para el estoque.

    ResponderEliminar
  12. me pregunto si es más afilada tu lengua que tu espada

    ResponderEliminar
  13. Está claro que si tu quisieras y yo me dejara podrías darle respuesta a esa pregunta!!

    ResponderEliminar
  14. Hoy tu ausencia es un castigo que me torura sin llegarme a matar

    ResponderEliminar
  15. Hace tanto tiempo que ni recuerdo cuando fue ayer. Se que fuiste de verdad porque aun, de vez en cuando cuando cojo mi cartera, veo tu foto gastada y arrugada y me pregunto ¿quien eres? ¿quien fuiste? ¿Que haces ahí si no tengo recuerdos tuyos?
    Se que eres real, porque ahora estoy aquí escribiendo, porque me acabo de despertar seguramente de un mal sueño.
    Se que antes te esperaba despierto y pasaba las noches mirando una pantalla, una puerta, un teléfono. Respirando, suspirando y bebiendo de ese vaso de lo que fuera, y al fin y al cabo, esperando.
    Hace tiempo que no espero, porque se que ya no queda nada que esperar. Ya no aparecerás por esa puerta, ya no sonará ese teléfono, ni tampoco te veré aparecer por esa pantalla, fría y lejana, porque hace tiempo que ni siquiera me tienes entre tus amistades.
    ¿Amistades? ¿Acaso fui una amistad? Hiciste una mella profunda en una vida gastada y aun sigo buscando ese trozo de carne que se arrancó de mi ser de un solo zarpazo, ese trozo de vida que me daba la vida.
    Aun sigo buscando entre todas las miradas, la tuya, aun sigo buscando entre todas las sonrisas, la tuya. Aunque ni recuerdo tu sonrisa, ni recuerdo tu mirada.
    Seguramente dentro de unos días volveré a coger esa foto gastada y arrugada y volveré a mirarla preguntándome de quien es esa mirada y esa sonrisa que me miran y como siempre solo encontrando esa ausencia por respuesta.

    ResponderEliminar
  16. Estaríamos juntos todo el tiempo
    hasta quedarnos sin aliento
    y comernos el mundo
    vaya ilusos!!
    volver a casa en año nuevo
    pero todo acabó
    y lo de menos
    es buscar una forma de entenderlo.
    yo solía pensar que la vida era un juego
    y la pura verdad es que aun lo creo
    y ahora se que nunca has sido mi princesa
    que no es azul la sangre de tus venas
    y ahora se...
    que el día que yo me muera
    me tumbaré sobre la arena
    y que me lleve lejos cuando suba la marea...

    ResponderEliminar
  17. Nunca llego a entender que es lo que me lleva a volver aquí, quizás es esa sensación de vacío, de frío, de abandono, como cuando abres la puerta de una casa vacía de la que solo cuelgan unos cuadros viejos, sucios y llenos de polvo. Y te quedas mirando intentando recordar como eran los colores de esas caras, prados, bosques, mares pintados en ellos.
    Entro, leo tus cosas e intento recordarte. Intento recordar como era tu color, tu risa, tu mirada, el sonido de tu voz, intento recordar cuando fue la última vez que te tuve entre mis brazos.
    Horas, días, meses, años ya, o simplemente unos minutos.
    Ausencia, puede llegar a doler, puedes acostumbrarte tanto a ese dolor que ya no sabría vivir sin él. Aunque tampoco querría ya vivir por él.
    Aunque lo que más me llega a doler es el silencio, un simple "hola" "estoy viva" "soy feliz", bastarían para sentir que por lo menos yo sigo vivo.

    ResponderEliminar